—No te dejaré ir.
—¿Por qué haces esto?
—No puedo vivir sin ti, te necesito para respirar.
—Quiero ser libre como los demás.
—No, eres mío y solo yo te tendré.
—Estás loca, voy a estallar si me sigues presionando.
—Si te dejo ir, me muero.
—Falso, cualquier otro como yo te servirá.
—No continuaré discutiendo con un tanque de oxígeno.
—Tu enfisema no solo te asfixia, también alucinas.
—Lo sé, ¿por qué crees que sigo hablando contigo, amor?
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